UNA MUJER, DOS GENIOS Y UN CORAZÓN ROTO: EL DRAMA DE «WINTERREISE»
El ciclo de canciones que Schubert compuso poco antes de morir. Es la música más triste del mundo y hay que escucharla
Si no quiere leer, esta es la columna en mi propia voz. No leo como lo haría un locutor, me equivoco en ocasiones, pero soy yo mismo, no una voz clonada con inteligencia artificial (puede escucharse cómodamente a 1.5x de velocidad). De todos modos, sugiero mantener los ojos sobre la columna, porque no solo hay material audiovisual incorporado, sino que es posible encontrar cosas escritas que no están en la versión de audio
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En realidad, como ha sucedido tantas veces en la historia, la real protagonista de este cuento, para muchos dramático, es una mujer: se llamaba Luise Hensel y vivió de 1798 a 1876.
El padre de Luise se llamaba Johann y era un ministro luterano que trabajaba en un pequeño pueblo alemán llamado Linum. Cuando el señor murió, en 1809, la viuda, junto a sus cuatro hijos (tres mujeres y un hombre) se mudó a su natal Berlín. Para ese momento Luise tenía apenas 11 años.
Nuestra dama vivió entre poetas y artistas, en un ambiente, además, muy religioso. De hecho, uno de sus hermanos, llamado Wilhelm, se casó con la compositora Fanny Mendelssohn, hermana del muy conocido Félix Mendelssohn. Mejor dicho, Luise era cuñada de Fanny Mendelssohn.
Luise era cuñada de Fanny Mendelssohn
Nuestra protagonista fue poetisa. No tengo claro qué tan atractiva era, pero todo indica que varios personajes de la época se morían por ella. Por lo menos he podido constatar que, tanto el poeta Clemens Brentano como el compositor Ludwig Berger estuvieron enamorados de Luise.
Por esos mismos días, de 1794 a 1827, vivió otro personaje que nos interesa: el poeta alemán Wilhelm Müller, a quien ya habíamos mencionado en esta columna cuando hablamos de «La bella molinera», Op. 25, D. 795 de Schubert.
Hagamos un paréntesis cortico:
Alguna vez habíamos dicho que las «guerras napoleónicas», las luchas del Imperio Francés de Napoleón Bonaparte contra otras potencias europeas terminaron el 18 de junio de 1815, en la famosa Batalla de Waterloo. También habíamos comentado que era muy normal que luego de una guerra importante los ganadores se reunieran a repartirse el mundo, o su mundo, el que estaba en guerra. En 1815 se realizó el famoso «Congreso de Viena», presidido por el canciller austríaco Klemens von Metternich. En este congreso se creó la «Confederación Germánica», una unión de 39 estados alemanes bajo la presidencia de Austria, y se produjo un documento mediante el cual Austria se convirtió en un estado centralizado con estrictas medidas de censura y vigilancia para evitar cambios revolucionarios.
Se trató de un periodo de reacción ultraconservadora que intentó frenar los ideales liberales surgidos después de la Revolución Francesa y las guerras napoleónicas. A esto se le llamó la «Austria de Metternich», un «Estado policial» que regía la política alemana en la primera mitad del siglo XIX, manteniendo a Alemania dividida y bajo control conservador a través de la Confederación Germánica, presidida por Austria, pero que incluía tanto a Berlín como a la mayor parte de los territorios que hoy forman la actual Alemania.
La Confederación Germánica, presidida por Austria, pero que incluía tanto a Berlín como a la mayor parte de los territorios que hoy forman la actual Alemania
Todo lo anterior era para decirles que las estrictas medidas de censura de Metternich limitaron la libertad de expresión, tanto en Austria como en Alemania. Por este motivo la cultura se refugió en salones privados, cafés literarios y círculos íntimos. Allí se destacó el lied, o la llamada «canción artística», como forma relativamente fácil de hacer música en casa, porque solo se necesitaba un piano y una voz.
Fue durante estos años que se volvieron famosas las llamadas «Schubertiadas», que no eran otra cosa que tertulias musicales informales en casas de amigos, donde Franz Schubert compartía sus lieder y piezas de cámara con artistas y amigos intelectuales.
Hay un dibujo famoso de Moritz von Schwind (1804 - 1871) que ilustra una «Schubertiada» de la época:

Wikipedia también trae un óleo de Julius Schmid, pintado en 1897, que muestra muy bien el ambiente de las «Schubertiadas»:
La animación de la imagen es de cuenta de Freepik AI Suite. Se siente el ambiente de una rumba fantástica:
Acá se acaba el paréntesis, que no resultó tan cortico, pero me parece importante para entender el contexto en el que se da nuestra historia de Luise, Müller y Schubert.
Veníamos diciendo que de 1794 a 1827 vivió el poeta alemán Wilhelm Müller, quien estudió filología e historia en la Universidad de Berlín. Después de pelear en las guerras napoleónicas regresó a sus estudios y publicó varios poemas entre 1816 y 1824, incluyendo los ciclos «La bella molinera» de 1821 y el que hoy nos convoca, «Winterreise», o «Viaje de Invierno», de 1823.
Alguna gracia debía tener Luise Hensel, pues también el señor Müller se enamoró de ella. Ese amor no fue correspondido porque la dama, de una religiosidad atroz, se dedicó a su «pacto personal con Dios» y no le correspondió las pretensiones, ni a Müller, ni a nadie. Solterona ella, se dedicó a ser maestra y poetisa religiosa.
En esta imagen vemos a Luise y al despreciado Müller. Me tomé la libertad de unir ambas figuras en una sola imagen, a pesar de que son obras independientes, ambas de dominio público:
Pues bien, la leyenda cuenta que fue tal la tristeza de Müller por el rechazo de Luise, que el poeta decidió escribir un ciclo de poemas al respecto
Pues bien, la leyenda cuenta que fue tal la tristeza de Müller por el rechazo de Luise, que el poeta decidió escribir un ciclo de poemas al respecto. El dolor amoroso se transformó en una visión poética de la soledad, que terminó en versos donde un viajero, en pleno invierno, se refugia en la naturaleza para tratar de expresar su pena.
Los primeros doce poemas aparecieron en un almanaque publicado en Leipzig en 1823. Más tarde, Schubert encontró otros 12 poemas, publicados como una serie completa en un libro de Müller de 1824.
Así nacieron los poemas que luego Schubert musicalizaría como su famosa obra «Winterreise», o «Viaje de Invierno», ciclo de 24 canciones D. 911, Op. 89. No sobra aclarar que Schubert musicalizó primero los 12 que encontró en el almanaque en febrero de 1827, y luego completó el trabajo cuando encontró los siguientes 12 poemas en octubre de 1827, un año antes de morir. La publicación oficial fue en 1828, después de la muerte de Schubert.
Debido a las dos etapas de composición, el orden de Schubert en el ciclo de canciones preserva la integridad del ciclo de los doce primeros poemas publicados y añade los doce poemas nuevos como «continuación».
Todo lo anterior es puramente contextual, importante, pero contextual
Acá es donde debería terminar esta entrada, pero en realidad es donde empieza. Todo lo anterior es puramente contextual, importante, pero contextual. Me quedan unas líneas para tratar de convencerlos de escuchar este portento de obra del romántico alemán. Espero lograrlo.
«Viaje de invierno» es un ciclo de 24 canciones para voz y piano, pero no es un ciclo cualquiera. Estamos hablando de una obra considerada «cumbre» en el terreno de los lieder. Uno se muere incompleto si le toca fallecer sin haber escuchado con cuidado «Winterreise» alguna vez en su vida. Es así de sencillo, porque así de especial es «Viaje de invierno». Los poemas son muy importantes, pero lo que Schubert hizo con ellos es sublime.
Este ciclo fue compuesto originalmente para tenor y piano, aunque suele interpretarse por barítonos, e incluso por otras tesituras, haciendo la debida transposición. A mí personalmente me parece que estas canciones suenan más profundas y bellas en la voz de un buen barítono, pues el tinte demasiado «operático» que suelen ponerle algunos tenores no me cuadra tanto con la profundidad de la tristeza que estos poemas expresan.
Para explicar este ciclo de canciones uno podría decir que se trata de un «monodrama», es decir, un protagonista único nos narra, en primera persona, su travesía emocional por un invierno que es más metáfora que estación. Va cantando su desamor, su soledad y su falta de esperanza, mientras avanza por un paisaje tan frío y desolado como tiene el corazón. La palabra «monodrama» no está en el diccionario de la RAE, pero me suena mejor que decir «monólogo», porque tendría que ser más bien un «monólogo dramático».

Cada canción es un lied autónomo, pero todas se encadenan para narrar el viaje interno de un joven poeta. No existe una trama lineal clara, sino más bien una sucesión de cuadros musicales y poéticos que reflejan el estado anímico del protagonista durante su «Viaje de invierno».
No existe una trama lineal clara, sino más bien una sucesión de cuadros musicales y poéticos que reflejan el estado anímico del protagonista durante su «Viaje de invierno»
De todos modos, si uno realmente les pone la debida atención, puede ver cómo un hilo narrativo recorre todo el ciclo: el enamorado no correspondido, el protagonista, abandona el pueblo en la noche de un terrible invierno. Toma un camino solitario por senderos llenos de nieve, aldeas dormidas, bosques sombríos y cementerios silenciosos. Va rumiando sus recuerdos y su desesperación mientras avanza, hasta que en la última canción se encuentra con un misterioso organillero, que cierra de forma maravillosa este viaje musical. Con esa maestría pintó Schubert estos poemas.
Es fácil colegir que, desde el punto de vista musical, nos vamos a encontrar con un tono oscuro y emotivo, aunque el ciclo explora varias atmósferas expresivas, desde una aparente calma resignada hasta estallidos de angustia. Todo esto manteniendo una muy notable coherencia de estilo. Predominan las tonalidades menores y los registros graves, en especial en la segunda mitad del ciclo, que se hunde en una melancolía cada vez más profunda. A pesar de todo esto encontraremos contrastes importantes, con piezas en modo mayor que traen destellos breves de algún recuerdo feliz. Esos juegos de luces y sombras son típicos del romanticismo de Schubert.
A diferencia de lo que sucede en «La bella molinera», Op. 25, D. 795, en «Viaje de invierno» no hay personajes, ni trama, ni desenlace. La pieza final, «El Organillero», es un monumento a la ambigüedad. El destino del protagonista queda abierto, lo que le da un aire reflexivo y casi que existencial a todo el ciclo.
Schubert alcanzó a escuchar el ciclo completo interpretado por Vogl, casi en privado, con buena recepción del público asistente, pero no vivió para ver publicada la colección de los 24 lieder. Curiosamente, Wilhelm Müller, el poeta, tampoco llegó a conocer las canciones: había muerto en 1827, con solo 32 años, sin saber que sus versos inspirarían una obra maestra de la música occidental.
Le pedí a ChatGPT, en su modelo o4-mini, en modo «Investigación Profunda», que resumiera el contenido de las 24 canciones del ciclo. Este fue el resultado:
«
1. Gute Nacht (Buenas noches)
Se despide en la noche y parte en soledad.
"La chica habló de amor,
su madre incluso de matrimonio.
Ahora el mundo es lúgubre,
el camino cubierto de nieve"
Adición del autor.
2. Die Wetterfahne (La veleta)
Veleta burlona simboliza la inconstancia de su amada.
3. Gefror'ne Tränen (Lágrimas congeladas)
Lágrimas congeladas muestran la intensidad de su pena.
4. Erstarrung (Rigidez)
Paisaje helado borra todo rastro de antiguos paseos.
5. Der Lindenbaum (El tilo).
Un tilo evoca refugio feliz, mas él sigue adelante.
Un tilo es un árbol de la familia de las tiliáceas, que llega a 20 m de altura (nota adicionada por el autor).

6. Wasserflut (Inundación de agua)
Sus lágrimas heladas formarán torrente en primavera.
7. Auf dem Flusse (En el río)
Río congelado oculta el flujo de sus emociones.
8. Rückblick (Revisión, mirada atrás)
Recuerda la huida apresurada y la dicha perdida.
9. Irrlicht (Fuego fatuo)
Fuego fatuo guía e ilusiona al caminante.
10. Rast (Descanso)
Descanso físico que no alivia su tormento interno.
11. Frühlingstraum (Sueño de primavera)
Sueño de primavera roto por el despiadado frío.
12. Einsamkeit (Soledad)
Soledad absoluta en un paisaje desolado.
13. Die Post (La oficina de correos)
Suena el cuerno postal; esperanza de carta, luego vacío.
14. Der greise Kopf (La cabeza cana)
Escarcha en el cabello, ilusión de muerte cercana.
15. Die Krähe (El cuervo)
Cuervo vigilante, único compañero fiel en su viaje.
16. Letzte Hoffnung (Última esperanza)
Hoja última cae, se extingue también su esperanza.
17. Im Dorfe (En el pueblo)
Pueblo dormido: sus sueños ajenos contrastan con su desvelo.
18. Der stürmische Morgen (La mañana tormentosa)
Tormenta externa refleja la agitación de su ánimo.
19. Täuschung (Engaño)
Luz engañosa ofrece breve consuelo, luego desaparece.
20. Der Wegweiser (El poste indicador)
Poste señaliza un camino al que nadie retorna.
21. Das Wirtshaus (La posada, el bar)
Cementerio como posada: reposo anhelado, mas sin lugar.
22. Mut! (¡Valor! ¡Ánimo!)
Valor decidido ante el viento y la nieve.
23. Die Nebensonnen (Los falsos soles, el parhelio)
Tres soles ficticios; solo uno real permanece.
24. Der Leiermann (El organillero)
Organillero solitario, espejo de su propia desolación.

»
Quiero que se percaten de que cito explícitamente cualquier texto que tomo de un modelo de lenguaje. No falta el estulto que cree que todo esto lo hace ChatGPT. Realmente me esfuerzo para escribir estas columnas, investigo con herramientas de inteligencia artificial, las uso para redactar algunos conceptos mejor, pero el que escribe es este servidor.
Investigo con herramientas de inteligencia artificial, la uso para redactar algunos conceptos mejor, pero el que escribe es este servidor
Antes de recomendarles alguna versión de «Viaje de invierno», me permití compilar las letras en alemán de las 24 canciones, traducidas al español al frente. Están en un archivo que se llama «WINTERREISE letras traducidas.pdf», que pueden descargar acá mismo. Si hacen el esfuerzo de escuchar el ciclo, solo dura poco más de una hora, con las letras al frente, leyendo en alemán, aunque no sepan lo que dice, la traducción les hará disfrutar estas canciones en su plenitud. Esto implica algo de esfuerzo, pero el premio bien lo vale.
Hoy, jueves 5 de junio de 2025 le pedí a la IA de Manus que construyera un pdf más bonito a partir del anterior. Se los dejo por si les gusta más:
Tengo que decirles que me he llevado una agradable sorpresa al ver el infinito número de grabaciones que hay de «Viaje de invierno». Eso solo habla de la magnificencia e importancia de esta obra. He escuchado completas más de 20 distintas.

Por recomendación de David Hurwitz, un conocido YouTuber que suelo seguir, aunque sus opiniones a veces resultan controvertidas, he estado escuchando una fantástica versión de un barítono alemán llamado Roman Trekel, acompañado al piano por Ulrich Eisenlohr, también alemán. Fue grabada en 1999 para el sello Naxos. No se trata de una versión en alta resolución, está en calidad CD, a 44.1 kHz y 16 bits, pero es maravillosa: Trekel logra transmitir la emoción de este viaje invernal con maestría y el piano es impecable:

«Viaje de invierno» sigue inspirando a artistas de distintas épocas y enfoques, con innumerables grabaciones de calidad. Cada nueva interpretación ilumina diferentes aspectos de este ciclo, pero todas honran al genio de Schubert.
Como dijo algún crítico que ahora no recuerdo, en Winterreise Schubert creó «un ciclo de canciones espeluznantes» que, después de casi dos siglos mantiene intacto su poder para conmovernos. Sigue siendo un viaje musical y poético inagotable, una obra cuya triste belleza resuena con fuerza en el corazón de todo el que la escucha con el debido cuidado y respeto.
Cuando me le mido a este ciclo en mi estudio, no puedo evitar sentir que Schubert sabía que se estaba despidiendo. Hay algo en ese viaje por paisajes llenos de nieve, que nos habla de la fragilidad de nuestra propia existencia.
Hay algo en ese viaje por paisajes llenos de nieve, que nos habla de la fragilidad de nuestra propia existencia
No voy a darles más enlaces a los servicios de streaming. Basta con que escriban «Winterreise» en el buscador y encontrarán montones de versiones. En YouTube hay una versión de Fischer-Dieskau & Alfred Brendel. No suena como debería, pero les dejo el enlace porque a algunos les gusta ver el video:
Si les interesa en la voz de un tenor, hay en YouTube una bonita versión de Ian Bostridge con el pianista Saskia Giorgini, durante el Festival Internacional de Música de Cámara de Utrecht en 2016: